Isaac Asimov, su imborrable legado
Este
destacado científico y escritor hoy es considerado como una de las
figuras más importantes de ciencia ficción del siglo XX. ¿La herencia de
Isaac Asimov? 470 libros con historias y relatos fascinantes.
“Escribir
era excitante, porque nunca lo planeaba de antemano. Inventaba las
historias a medida que escribía, y se parecía mucho a leer un libro que
no había escrito. ¿Qué sucedería con los personajes? ¿Cómo saldrían del
lío en el que estaban metidos? En esa época yo sólo escribía por la
emoción que me producía. Ni en mis sueños más descabellados se me
ocurrió pensar que algo de lo que escribía pudiera ser publicado alguna
vez”.
Con estas palabras Isaac Asimov describió en su autobiografía, “Memorias”, sus primeros pasos como escritor durante 1931, cuando sólo tenía once años.
Si
Asimov no hubiese fallecido el 6 de abril de 1992, por estos días
estaría celebrando su cumpleaños número 91. Y probablemente este
destacado científico y prolífico escritor habría superado con creces los
470 libros y las cerca de 300 columnas para la revista “Fantasía y
Ciencia Ficción”, que nos dejó como herencia. Y que hablan de la entrega
y disciplina de un hombre que amó escribir.
Isaac Asimov nació en
Rusia el 1 de enero de 1920, pero al poco tiempo sus padres emigraron a
Estados Unidos, donde llegaron en 1923. Su padre, Judah, a pesar de la
completa educación en su patria, debió tomar trabajos mal pagados que
sólo a la vuelta de los años permitieron que los Asimov fueran dueños de
una pequeña tienda de caramelos. Su madre, Anna, optó por la vida de
dueña de casa, siempre preocupada por la familia y la educación de sus
tres hijos: Isaac, Stanley y Marcia.
Al crecer, Asimov tuvo que
compatibilizar sus deberes en la tienda familiar con sus estudios en la
Boys High School y el Seth Low Junior College. Esta realidad moldeó una
adolescencia tranquila, lejos de las diversiones propias de esa edad.
La
ciencia ficción como género literario surgió cuando Asimov trabajaba en
la tienda de caramelos. En ese entonces las historias no se publicaban
en libros, sino en revistas de mala calidad que aparecían mensualmente.
Una
de las primeras fue “Amazing Stories” y el joven Asimov devoraba los
ejemplares que llegaban a la tienda, en los pocos ratos libres que le
quedaban. Jamás logró conservar algún número, ya que los que no se
vendían, eran devueltos. Además, su padre siempre había considerado
dichas revistas como basura.En ellas surgieron por primera vez —bajo el rótulo de “cientificción”— las naves espaciales, los héroes luchando contra monstruosos invasores y las “armas de rayos”. Y de ellas Asimov obtuvo la inspiración para escribir sus primeros relatos.
“Varados frente a Vesta” (1939) fue su primer relato publicado y “Un guijarro en el cielo” (1949) su primera novela. Entre ambas obras no sólo estuvo la Segunda Guerra Mundial y años en que Asimov no pudo escribir ni una línea. Fue un tiempo en que el mundo descubrió los cohetes alemanes, la bomba atómica y la tímida aparición de las computadoras. Una época que preparó al público para aceptar la literatura de ciencia ficción como algo más que una entretención para niños.
Asimov obtuvo su doctorado en Química en 1948. Entonces su mayor prioridad fue buscar un trabajo, el que obtuvo en la Facultad de Medicina de Columbia, investigando el desarrollo de un sustituto sintético para la quinina. No obstante, la suerte le sonrió y tras otras experiencias laborales menos afortunadas logró hacer clases de bioquímica en la Facultad de Medicina de Boston, hasta que en 1958 abandonó dicha cátedra. Y a partir de ese momento, Asimov se entregó por completo a su rol de escritor.
Dentro de su obra hay títulos que resultan ineludibles, como la saga de “Fundación” (1951). Considerada hasta ahora una de las obras monumentales del género, obtuvo el Premio Hugo 1966 (Asimov gano otros cuatro durante su vida) en la categoría de “Mejor Saga de Todos los Tiempos”.
En ella describió la caída del Primer Imperio Galáctico y el plan de los psicohistoriadores para disminuir el tiempo de anarquía en la galaxia hasta el surgimiento del Segundo Imperio. Fue tan grande el éxito que Asimov debió escribir cuatro volúmenes más para cerrar el ciclo.
Asimov siempre buscó que los argumentos de sus historias se sustentaran en postulados científicos, lejos de explicaciones fáciles o absurdas. Así fue como de sus obras sobre robots surgieron las Tres Leyes de la Robótica. Y fueron clave para el desarrollo de personajes como Susan Calvin, la dura e inflexible robosicóloga que en numerosos cuentos demuestra que se siente más cómoda entre robots que entre humanos. También están Mike Donovan y Greg Powell, que trabajan comprobando el funcionamiento de los modelos experimentales, enfrentados muchas veces a insólitas situaciones.
En esa misma línea, una dupla sin igual son el detective Lije Baley y su colaborar, el robot humanoide Daneel Olivaw, que en “Bóvedas de acero” (1954), “El sol desnudo” (1957) y “Los robots del amanecer” (1983) demuestran que bien podrían ser la versión futurista de Sherlok Holmes y el Dr. Watson.
Tampoco puede quedar en el olvido “El hombre del bicentenario” (1976) —ganadora del Hugo 1977—, el inolvidable robot Andrew busca la aceptación de los humanos, aunque eso le signifique dejar de existir. Y que en 1999 fue llevada al cine en una versión libre, a diferencia de la película “Yo, Robot”, que tomó el título de una antología de cuentos de 1950, pero cuya trama no está basa en una historia específica.
Cuento: Cosas de niños.
http://www.wattpad.com/251569-cosas-de-ni%C3%B1os?p=1
Wikipedia: Saber más sobre el autor
http://es.wikipedia.org/wiki/Isaac_Asimov
Inspiradora carta de Isaac Asimov animando a los niños a leer
A principios de 1971, Marguerite Hart, una empleada pública de la Biblioteca de Troy (Michigan), se puso en contacto con decenas de destacados artistas, escritores, políticos, astronautas y científicos de la época y les solicitó que escribieran unas cartas dirigidas a los niños de esta localidad explicándoles, en un lenguaje que pudieran comprender, el universo de conocimientos y diversión que iban a encontrar en los libros que aguardaban en sus estanterías, listos para ser consultados.Hasta 97 de los notables con los que contactó, entre los que se encontraban nombres tan conocidos como Neil Armstrong, Ronald Reagan, Theodore Geisel o Hardie Gramatky, respondieron a su petición de ayuda y le hicieron llegar sus respectivas misivas animando a los más pequeños a visitar dicha biblioteca.
De entre todos los escritos que recibió, me ha llamado la atención especialmente éste del gran Isaac Asimov:
Os lo traduzco:
Queridos Chicos y Chicas,
Felicidades por la nueva biblioteca, porque no es sólo una biblioteca. Es una nave espacial que os llevará a los más lejanos límites del Universo, una máquina del tiempo que os llevará al lejano pasado y al lejano futuro, una profesora que sabe más que ningún ser humano, una amiga que os entretendrá y consolará y, por encima de todo, una puerta a una mejor, más feliz y más provechosa vida.
Isaac Asimov